Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias «buenas» (microbiota normal) del cuerpo. Los prebióticos son alimentos (generalmente con alto contenido de fibra) que actúan como nutrientes para la microbiota humana.
Los prebióticos se utilizan con la intención de mejorar el equilibrio de estos microorganismos. Los probióticos se encuentran en alimentos como el yogur y el chucrut. Los prebióticos se encuentran en alimentos como los granos integrales, las bananas, las hortalizas de hoja verde, las cebollas, el ajo, la soja y las alcachofas.
Además, se agregan probióticos y prebióticos a algunos alimentos y están disponibles como suplementos alimentarios. Se está investigando la relación de la microbiota intestinal con las enfermedades. Los beneficios para la salud de los probióticos y prebióticos actualmente disponibles no se han probado de manera concluyente.
- Sin embargo, los efectos secundarios son poco frecuentes y la mayoría de los adultos sanos pueden incorporar con seguridad alimentos que contienen prebióticos y probióticos a su alimentación.
- Las investigaciones futuras pueden conducir a probióticos avanzados con mayor potencial para mejorar la salud.
Si estás considerando tomar suplementos, consulta con el médico para asegurarte de que sean adecuados para ti.
¿Cuál es el mejor probiótico natural?
Cuales son alimentos probióticos – Entre los alimentos probióticos podemos encontrar: – Yogur natural, estos son la principal y más fácil fuente de probióticos en el mercado en la actualidad. – Kéfir, es un producto fermentado con levadura y bacterias, semejante al yogur, pero posee una cantidad más elevada de probióticos.
- Leche fermentada, son productos especiales que generalmente contienen Lactobacillus agregados por la industria, siendo el Yakult el más famoso.
- Ombucha, es una bebida fermentada hecha principalmente a partir del té negro – Productos orientales a base de soja, legumbres y hortalizas como Miso, Natto, Kimchi y Tempeh que pueden ser comprados en tiendas especializadas; – Chucrut, es una preparación culinaria que se elabora a través de la fermentación de las hojas frescas del repollo o de la col – Los pepinillos, preparación de pepinos en agua y sal, se dejan fermentar durante un tiempo.
– Masa madre o levadura natural, es un cultivo vivo compuesto por levaduras y bacterias que se producen a través de la fermentación de cereales como el trigo y de los microorganismos que se encuentran naturalmente en el ambiente, siendo utilizada para elaborar diversos productos como pan, tortas y galletas.
¿Cuál es el mejor probiótico para restaurar la flora intestinal?
¿Cómo recuperar la flora intestinal? – Estas alteraciones de la flora intestinal son mucho más habituales de lo que puede parecer a priori. Recuperarla de manera natural es un proceso sencillo, si se recurre a probióticos y prebióticos. Los probióticos son microorganismos vivos que se pueden encontrar en alimentos como el yogur.
- También pueden ingerirse en forma de medicamento o como complemento alimenticio.
- Los probióticos más conocidos son las bacterias Lactobacillus y Bidobacterium,
- Su objetivo es ayudar a la macrobiótica intestinal a regenerarse de manera natural.
- Entre otras cosas, se usan para tratar la diarrea provocada por antibióticos, entre otros trastornos gastrointestinales.
Por su parte, los prebióticos son sustancias no digeribles que trabajan estimulando selectivamente el desarrollo de las bacterias intestinales más beneficiosas. Habitualmente, se encuentran en alimentos como los productos lácteos o cereales, a los que se añaden de manera artificial.
El crecimiento de la flora benéfica. Estímulo de la función inmunológica. La síntesis de vitaminas en el cuerpo. Mejora del estreñimiento. Control de trastornos digestivos habituales como los gases.
Otro de los productos con lo que podemos recuperar la flora intestinal son los simbióticos, que unen probióticos y prebióticos para beneficiarse de los efectos positivos de ambos. El alimento simbiótico por excelencia es la leche materna. Por esta razón, las leches infantiles que se comercializan contienen simbióticos en sus fórmulas.
Asimismo, existen en el mercado numerosos complementos alimenticios de este tipo, que pueden tomarse fácilmente incluso diluidos en algún líquido. Seguir una dieta equilibrada y recurrir a probióticos, prebióticos y simbióticos nos ayudará a recuperar la flora intestinal y mejorar nuestro estado de salud digestiva.
Y no debemos olvidarnos de los multivitamínicos,
¿Qué personas no deben tomar probióticos?
Este medicamento no es adecuado para todas las personas. No lo use si alguna vez ha tenido una reacción alérgica a un probiótico, como los acidófilos, la bífidobacteria, los lactobacilos, saccharomyces, o los estreptococos termófilos.
¿Qué frutos secos tienen probióticos?
En el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del CSIC, se ha desarrollado un alimento funcional probiótico a partir de frutos secos como la almendra, la avellana o la chufa.
¿Qué verduras contienen probióticos?
La salud intestinal lleva siendo un tema de candente actualidad durante los últimos años, gracias a que hemos empezado a comprender mejor el importante papel que desempeña nuestro microbiota intestinal en nuestra salud general. Como te puedes imaginar, una de las mejores formas de mejorar nuestra salud intestinal es consumir más alimentos probióticos en nuestra dieta diaria.
Probablemente a estas alturas, te estés preguntando qué son los alimentos probióticos y cuáles son los mejores para consumir. Para responderte a todas estas preguntas, y otras que se te puedan presentar, aquí vamos a darte todos los detalles al respecto. Comencemos por el principio: ¿Qué son los alimentos probióticos? Toma buena nota: los probióticos son una mezcla de bacterias y levaduras vivas que viven de forma natural en nuestro organismo.
Pero, a diferencia de otras, estas bacterias son beneficiosas para nuestra salud. De hecho, se las suele calificar con el nombre de «bacterias amistosas». Su labor es mantener a raya a las bacterias dañinas, ayudando a nuestro cuerpo a mantener un equilibrio saludable, reduciendo la inflamación y optimizando la salud intestinal.
- Dicho esto, lo que todos sabemos es que es bueno llevar una dieta equilibrada y sana para tener una buena salud.
- Es de pura lógica.
- Los beneficios de consumir una dieta equilibrada y variada formada por proteínas, grasas saludables, fibra dietética y alimentos probióticos nos ayuda a mantener nuestra buena salud gastrointestinal.
Y aquí es donde vamos al meollo de este artículo, ya que los beneficios de mantener un intestino sano son muchos y tenemos que tenerlos en cuenta. Entre ellos, podemos mencionar que ayuda a mantener sano nuestro sistema inmunitario, lo que influye de manera importante en las posibilidades de no sufrir infecciones y enfermedades graves.
También tiene mucha influencia en la salud mental y neurológica, así como mantener un peso saludable y un metabolismo en condiciones, disfrutar de una salud cardiovascular, renal y urinaria, además de controlar de una manera importante las afecciones gastrointestinales como el síndrome del intestino irritable,
Por tanto, consumir alimentos probióticos es importante para mantener en buenas condiciones el número de bacterias amistosas. A continuación os ofrecemos 50 alimentos que os ayudarán a conseguir ese objetivo. Las aceitunas verdes, las kalamata y otros tipos de aceitunas, elaboradas tradicionalmente por fermentación, suelen contener bacterias lácticas.
- Una forma fácil de obtener un impulso probiótico es tomar una de las diversas bebidas probióticas que existen a la venta, como zumos y batidos.
- Ricas en fibra y prebióticos, las cebollas pueden ayudar a promover el crecimiento de bacterias saludables en el intestino.
- No todas las cebollas encurtidas contienen probióticos.
Para añadir más probióticos a tu dieta, te recomendamos que busques aquellas que están elaboradas con el método de lactofermentación, en el que se utilizan bacterias de ácido láctico en el encurtido. Algunas marcas muy conocidas de cereales para desayunar, como los Special K de Kelloggs, ofrecen productos con probióticos añadidos.
Las cervezas de estilo belga, que se fermentan dos veces, contiene un tipo específico de levadura probiótica que puede eliminar las bacterias dañinas del intestino. La col fermentada, ácida y salada, es rica en probióticos. También es rica en fibra, vitaminas y antioxidantes, pero ten cuidado porque también tiene un alto contenido de sodio.
Aunque es un alimento que hay que tomar con precaución si nos queremos cuidar, lo cierto es que también contiene probióticos. La espirulina, que es un tipo de alga con un ton azulado verdoso, es un suplemento muy popular lleno de nutrientes, incluidos los probióticos.
- Este queso salado de leche de oveja se suele envasar en salmuera, y los investigadores creen que algunos tipos de feta tienen cepas de probióticos.
- Además de ser muy sanos y perfectos para acompañar nuestros platos, un estudio japonés descubrió que los guisantes verdes pueden contener el probiótico leuconostoc mesenteroides.
Este alimento tradicional coreano se elabora mediante la fermentación de verduras, incluida la col, con bacterias probióticas del ácido láctico. Entre sus muchas cualidades está la de reducir el colesterol, favorecer la buena salud del cerebro y reforzar el sistema inmunitario.
La kombucha es una bebida elaborada a partir de la fermentación de té negro o verde, más azúcar, levadura y bacterias. Entre sus beneficios para la salud está que nos ayuda a disfrutar de una mejor digestión. Muy popular en Europa del Este, el kvass es una bebida fermentada de cereales hecha con malta, centeno, harina, pan de centeno rancio y azúcar.
Como te puedes imaginar al estar incluido en nuestra lista, es también un alimento probiótico. El lassi es una bebida muy popular en la India y Pakistán. Se elabora con yogur fermentado y frutas como el mango, y contiene muchos probióticos beneficiosos para nuestra salud.
- Muchas alternativas lácteas, como las leches y yogures a base de frutos secos, pueden contener cultivos vivos.
- Sólo tienes que comprobar en las etiquetas si cuentan con lactobacilos u otras cepas probióticas.
- La leche de soja fermentada puede contener probióticos.
- Además, otros productos derivados de la leche de soja pueden estar enriquecidos con probióticos para ofrecer beneficios adicionales para tu salud.
Según diversas investigaciones, esta fruta tan apreciada por la gente a la que le gusta una alimentación sana contiene unos 100 millones de bacterias, que pueden interactuar con nuestro microbioma intestinal de una forma saludable y más eficaz que los suplementos probióticos.
- ¿Conoces el truco de la manzana para perder peso ? A menudo las puedes encontrar en polvo.
- Las microalgas tienen muchos beneficios para la salud y son una buena fuente de probióticos.
- Elaborado mediante la fermentación de la soja con sal y koji, que es un tipo de hongo, el miso es un alimento muy importante en Japón con propiedades probióticas.
Esta pasta se presenta en muchas variedades y suele utilizarse en la sopa de miso. También es rica en vitaminas B, E, K y ácido fólico. Todos sabemos que es el queso más usado a la hora de elaborar pizzas. Una de las razones es que tiene menos calorías y sodio que otros quesos.
Además, es una fuente interesantes de probióticos saludables para nuestro organismo. El natto es un popular alimento japonés para desayunar. Se elabora con soja fermentada que contiene probióticos. El natto es también una buena fuente de proteínas y vitamina K2, que favorece la salud de nuestros huesos.
Está muy de moda, ¿verdad? La masa madre depende de la levadura salvaje y de las bacterias del ácido láctico, que se pueden encontrar de forma natural en la harina, en forma de agente gasificante. Pues bien, además tiene propiedades similares a las de los probióticos.
Como seguro que hemos despertado tu curiosidad, ¿sabes cuál es el mejor pan para tus músculos ? Los pepinillos en vinagre se dejan fermentar en agua salada con sus bacterias lácticas naturales. Por ello, son ricos en probióticos, además de contener numerosas vitaminas (A, B3, E, C y ácido fólico o B9) y numerosos minerales como hierro, calcio, fósforo, potasio, magnesio y zinc.
Los probióticos se encuentran sobre todo en alimentos fermentado, y en el caso del pescado no podría ser de otra manera. De hecho, las cocinas japonesas y coreanas son verdaderas maestras en estas lides. Los plátanos poco maduros son una excelente fuente de prebióticos, por lo que son muy buenos para el tránsito intestinal.
Además, es fuente de vitaminas, fibra y minerales, especialmente de potasio. La mayoría de los quesos se producen por fermentación, y el provolone, además de estar delicioso, contiene probióticos y mantiene intactos sus beneficios bacterianos, no como otros quesos que los pierden al ser procesados. Las bacterias probióticas del ácido láctico utilizadas como iniciador del queso cheddar sobreviven a los procesos de elaboración y envejecimiento del queso cheddar, por lo que es una excelente manera de cuidarte y de equilibrar tu flora intestina.
Al igual de lo que sucede con el cheddar, en el caso del gouda las bacterias saludables sobreviven al proceso de elaboración, lo que lo convierte en un queso rico en probióticos. Este queso italiano tan conocido, que tiene un sabor tan característico y pega con casi todo, contiene propiedades prebióticas y bacterias probióticas.
- Y, como seguro ya sabrás, es una fuente muy recomendable de calcio.
- Ya que estamos hablando de quesos, aquí tienes los quesos más saludables que menos engordan,
- ¿Sabías que las bacterias naturales de la leche cruda, es decir, no pasteurizada, pueden permanecer vivas durante la elaboración del queso durante el proceso de fermentación? Por eso es recomendable tomarlos, ya que además de estar muy ricos, son saludables para tu salud.
Cuando la remolacha se encurte y también se fermenta, contiene probióticos, además de fibra, vitaminas, hierro y mucho más elementos beneficiosos para nuestra salud. Además de remolacha, puedes usar apio, zanahorias, pepinos, nabos, puerros. Algunos tipos de requesón son muy ricos en probióticos.
Para saber cuáles son, te recomendamos que investigues aquellos que son fermentados con cultivos activos vivos, ya que además será de más fácil digestión. Aunque es un alimento fermentado, la salsa de soja no siempre es probiótico, a menos que esté específicamente etiquetado como tal. Pero diversas investigaciones sugieren que tanto ella como otros alimentos fermentados podrían ofrecer beneficios para la salud gastrointestinal.
Si mezclas frutas y verduras con yogur, con su alto poder probiótico, estarás haciendo un gran favor a tu organismo, ya que además estarás tomando una bebida rica en proteínas vegetales y nutrientes importantes. Este producto lácteo típico de Islandia es elaborado mediante la fermentación de leche desnatada y contiene cultivos probióticos similares a los del yogur.
También es bajo en calorías y grasas, y tiene un alto contenido en proteínas y otros nutrientes,41 Suplementos con probióticos Según muchos nutricionistas, las mejores fuentes de probióticos provienen directamente de los alimentos. Pero también es una buena idea tomar estos suplementos probióticos. Son recomendables aquellos que cuentan con mil millones de unidades formadoras de colonias como mínimo, así como los probióticos lactobacillus o bifidobacterium.
Seguramente que ya sabrás que los tes de hierbas son magníficos antioxidantes. Lo que quizás no sabías es que, además, suelen estar enriquecidas con probióticos para ayudarte aún más a mejorar el estado de tu salud. Por su alto contenido en proteínas, el tempeh es un recurrente sustituto de la carne.
- Este producto de soja fermentada es un alimento probiótico y una buena fuente de vitamina B12.
- Esta mezcla de verduras en escabeche, que incluye zanahorias, apio, pepinillos, pimientos y más variedades, es muy popular en la cocina de Oriente Medio y los Balcanes.
- Pues bien, es un alimento que contiene una gran cantidad de probióticos.
Estas ciruelas fermentadas japonesas se elaboran a partir de la fruta ume no madura. El umeboshi puede servirse entero, en forma de pasta o guardado en vinagre. Si no las has probado todavía, te la recomendamos. El ácido acético, que es el principal compuesto del vinagre balsámico, contiene cepas de bacterias probióticas, por lo que su consumo es recomendable para mejorar la salud intestinal y el sistema inmunitario.47 Vinagre de sidra de manzana El vinagre de sidra de manzana es uno de los alimentos probióticos más beneficiosos para la salud de la flora intestinal de nuestro organismo.
Además, contiene ácido acético y magnesio. El yogur se produce con leche fermentada por bacterias lácticas y bifidobacterias, que son muy beneficiosas para nuestra salud. De hecho, el yogur es una de las mejores fuentes de probióticos, además de ser una fuente muy rica de calcio para tener unos huesos sanos y fuertes.
Por cierto, ¿son realmente saludables los yogures con bífidus? El yogur griego, como otros yogures o leches fermentadas, está repleto de probióticos. Además, nos aporta más proteínas y menos carbohidratos y azúcares que otros tipos de yogur. El zumo de apio nos aporta muchos beneficios para nuestra salud al ser una bebida probiótica que aporta bacterias benéficas para nuestro intestino.
¿Qué pasa si tomo probióticos todos los días?
¿Qué pasa si tomo probióticos todos los días? – Nuestro intestino está plagado de bacterias. De hecho, se estima que hay más de 100.000 trillones de bacterias habitando en él. Estas bacterias viven en armonía y en un balance que permiten al intestino absorber los nutrientes de los alimentos que comemos, reforzar las barreras protectoras y un sin fin de beneficios.
Sin embargo, cuando ocurre un desbalance se sufre de diarrea, estreñimiento, gases, dolores y otros problemas relacionados con la salud. Una buena microbiota va a permitir que podamos llevar una vida normal he incluso un mejor sistema inmune. Ahora bien, si sé que necesito probióticos o incluso si solo quiero mejorar mi día a día, qué pasa si los tomo a diario.
En general, tomar probióticos a diario ayuda a absorber más nutrientes en cada comida e impide que los tóxicos pasen al organismo. Además, las bacterias no se van acumulando en el intestino, sino que las vamos expulsando, por lo que una toma continuada ayuda a tener un mejor nivel de estos microorganismos.
Si en tu caso no tienes ninguna dolencia, ni notas malas sensaciones en el intestino, tomar probióticos todos los días te va a permitir elevar la cantidad de nutrientes que absorbes en cada comida. Lo que implica una cantidad de beneficios tremenda, ya sea con una piel más sana y radiante, un mejor sistema inmune, mayores niveles de vitaminas y minerales, etc.
Descubre aquí todos los beneficios de tomar probióticos, Por contra, si tu caso es el de un intestino con síntomas de que no está bien; por su puesto, ve a un especialista para determinar la causa; pero en general va a reducir esos problemas causados por desbalances en las bacterias que habitan en el colon. Tomar probióticos a diario mejora la salud intestinal
¿Cómo saber si necesito tomar probióticos?
¿Alguna vez has sentido que cada vez que comes te sientes hinchado, pesado o incómodo en la zona baja de la tripa? Bien, pues puede tener un mayor trasfondo de lo que parece. En este artículo vamos a desgranar los síntomas de la falta de probióticos. Entre los síntomas de la falta de probióticos y por ende, una flora intestinal dañada, están las constantes hinchazones y gases del intestino después de las comidas, una digestión pesada, estreñimiento o diarreas, dolor abdominal y otras afecciones situadas en la zona baja del estómago. Combate los síntomas de la falta de probióticos con cápsulas patentadas, 9 cepas, prebióticos y aminoácidos
¿Qué es mejor el yogur griego o el normal?
El yogur griego contiene menos azúcar. Para eliminar el contenido de humedad, se extrae el suero líquido, y por eso tiene con menos azúcares. En relación al calcio, el yogur natural tiene tres veces más calcio que el yogur griego.
¿Qué pasa si tomo yogurt todos los días?
5 ventajas del yogur sobre la leche – Aunque el yogur está hecho a base de leche, las ventajas nutricionales que presenta sobre su materia prima son muchas, precisamente por contener esas bacterias beneficiosas que no están en la leche sin fermentar:
- Como un «antibiótico» natural. Dichas bacterias siguen actuando positivamente incluso dentro del tracto digestivo, funcionando casi como un antibiótico que evita que proliferen bacterias malas.
- Se utiliza la leche más pura para fabricarlo. La paradoja (positiva para nuestra salud) es que el yogur únicamente puede elaborarse con leche que no haya sido tratada con antibióticos químicos, porque estos impedirían el desarrollo de las bacterias buenas.
- Refuerza el sistema inmunitario. Se habla incluso del poder anticancerígeno de las bacterias del yogur, pues anulan el efecto de algunas sustancias cancerígenas que pueden acumularse dentro del organismo.
- Se digiere mucho mejor porque con la fermentación sus grasas y proteínas quedan «predigeridas».
- Al contener poca lactosa (que ha sido degradada a ácido láctico por las bacterias), algunos intolerantes a ella lo pueden tomar, pero no así los alérgicos a la proteína de la leche.
¿Qué destruyen los probióticos?
Alimentos prebióticos y probióticos | Offarm La polémica científica sobre sus beneficios En la actualidad los alimentos funcionales están muy presentes en nuestra alimentación. Algunos de ellos, como el yogur, se vienen utilizando desde hace muchos años y aún sigue siendo un elemento muy habitual de nuestra dieta, ya que posee muchas propiedades nutricionales. Recientemente, sin embargo, los intereses comerciales han propiciado que se haya intentado confundir al consumidor. Actualmente, se está poniendo en duda si algunos alimentos realmente tienen los efectos probióticos que todo el mundo daba por supuestos. El intestino actúa como punto de entrada de nutrientes hacia la circulación y como barrera contra toxinas de distintos orígenes, tanto exógenas como endógenas (residuos bacterianos, antígenos de alimentos, productos de degradación del metabolismo). Cuando se altera la integridad intestinal, se modifica la permeabilidad del intestino y se puede perder esta capacidad de barrera contra antígenos o microorganismos patógenos. Los factores que más influyen en la integridad intestinal son: los microorganismos intestinales y la mucosa intestinal, factores ambos muy condicionados por nuestra alimentación. Ecología intestinal La microflora intestinal está formada por 100 billones de bacterias de aproximadamente 400 especies distintas. El intestino grueso, en concreto, es el que alberga el 95% de las bacterias de nuestro cuerpo. La microbiota intestinal se empieza a constituir tras el nacimiento. Las primeras bacterias que colonizan el tubo digestivo son aeróbicas, principalmente E. coli y otras del género Lactobacillus, Posteriormente, y de modo progresivo, se van estableciendo especies anaerobias, en especial los géneros Bacteroides, Clostridium, Eubacterium y Bifidobacterium, A partir de los 2 años de vida la microflora que se ha establecido es casi definitiva y permanece muy estable durante la vida del individuo. Evidentemente, puede haber alteraciones transitorias derivadas del uso de antibióticos o de cambios en la alimentación, pero éstas suelen ser reversibles. En un intestino con un funcionamiento óptimo conviven en equilibrio poblaciones de bacterias beneficiosas (bifidobacterias, Lactobacillus, E. coli no patogénica) con otras patógenas ( E, coli hemolítica, Clostridium perfringens, Campilobacter, Listeria ), tal y como se observa en la tabla 1. Actualmente, se sabe que un desequilibrio en esta microflora puede originar o favorecer el desarrollo de algunas enfermedades, como por ejemplo el cáncer (tabla 2). Se ha observado que los agentes potencialmente carcinógenos de algunos alimentos (pigmentos, aflatoxinas, pesticidas, nitritos) y otros agentes carcinógenos pueden ser bioactivados por sistemas enzimáticos de las bacterias intestinales. Esta bioactivación se ve favorecida cuando hay un desequilibrio en la microflora intestinal. Por ello, es muy importante apoyar nutricionalmente a nuestras bacterias intestinales favorables, lo que se puede conseguir al ingerir dos tipos de alimentos: los prebióticos y los probióticos. Los prebióticos son productos alimenticios no digeribles que estimulan el crecimiento de especies bacterianas simbióticas ya presentes en el colon. Por otro lado, los probióticos son aquellos alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos, que se pueden utilizar para modificar o mejorar el equilibrio bacteriano intestinal y favorecer la salud del huésped. Apoyo nutricional de la mucosa intestinal La mucosa intestinal está formada por enterocitos y colonocitos, y una de sus principales funciones es la de hacer de barrera y evitar que los microorganismos patógenos o los antígenos pasen a la circulación. Cuando se destruye la mucosa, se altera la permeabilidad de la pared intestinal, por lo que bacterias, toxinas o restos de alimentos no digeridos pueden atravesarla. Se ha sugerido en numerosas ocasiones que una dieta desequilibrada y la alteración de las bacterias intestinales pueden dar lugar a una alteración de la permeabilidad. Por ejemplo, una dieta pobre en fibra alimentaria puede dar lugar a un menor peristaltismo y a un retardo en el tránsito intestinal del alimento, lo que, a su vez, también provoca una alteración del equilibrio bacteriano. Además, la fibra alimentaria, en particular la soluble, cuando es metabolizada por la microflora intestinal da lugar a ácidos grasos de cadena corta (principalmente butirato, acetato y propionato), que son los combustibles preferidos de las células intestinales. Concretamente, el ácido butírico o butirato es el combustible preferido de los colonocitos y sólo se produce por la fermentación de la fibra alimentaria que realizan las bacterias beneficiosas, principalmente las bifidobacterias. El propionato y el acetato, por su parte, son utilizados mayoritariamente por el hígado. En cuanto a los enterocitos (células del intestino delgado) prefieren los productos secundarios de este metabolismo como la glutamina, el glutamato o el acetoacetato. El uso de antibióticos de amplio espectro ejerce un impacto negativo sobre la integridad intestinal, ya que elimina, tanto a las bacterias patógenas como a las beneficiosas. Por ello, una medida recomendable cuando se sigue un tratamiento antimicrobiano es incrementar la ingestión de alimentos probióticos como el yogur, para restablecer, lo antes posible, la microflora saludable que ha sido devastada. GALT Un papel muy importante del intestino es el de la detoxificación, por parte de las células del sistema inmunitario. Como hemos comentado anteriormente, el tubo digestivo desempeña un papel muy importante al evitar que las toxinas endógenas y exógenas entren en la circulación general, gracias a la función barrera de la flora intestinal. Pero además, si las toxinas logran sortear esta barrera, el tejido linfoide intestinal evita la migración de éstas hacia el torrente sanguíneo. El intestino es el órgano linfoide más grande del organismo y contiene el mayor número de linfocitos que generan, aproximadamente, el 70% de los anticuerpos del organismo. Las inmunoglobulinas del tejido linfoide intestinal (GALT) se adhieren a las bacterias, virus y otras partículas extrañas para evitar que pasen a la circulación. De éstas destaca la inmunoglobulina A secretoria (IgA), que opera por separado del sistema inmunitario general y se encarga, básicamente, de inactivar enzimas bacterianas y toxinas. El tubo digestivo desempeña un papel muy importante al evitar que las toxinas endógenas y exógenas entren en la circulación general, gracias a la función barrera de la flora intestinal Las bifidobacterias y otras cepas de bacterias benéficas son estimuladoras de la síntesis de IgA. Por ello, se ha relacionado el consumo de ciertos alimentos prebióticos, que contienen estas cepas de bacterias, con una estimulación de las defensas. Prebióticos Son aquellos alimentos que contienen sustratos que nutren la microflora intestinal beneficiosa para el huésped. Son ejemplos de estos alimentos la fibra alimentaria, en concreto los fructooligosacáridos (FOS), que están actualmente muy de moda. Éstos están formados por azúcares simples de cadena corta (de 3 a 10 unidades de azúcar), de las que por lo menos 2 son fructosa. Se dividen en tres categorías, según el número de unidades de fructosa que contienen. Los enlaces de estos azúcares no pueden ser hidrolizados por las enzimas del intestino delgado, de manera que no pueden ser absorbidas por éste y pasan al intestino grueso, en el que pueden estimular selectivamente el crecimiento de bacterias beneficiosas, como las bifidobacterias y Lactobacillus, lo que da lugar a una reducción de bacterias patógenas como Salmonella y Clostridium, Algunos estudios han demostrado que una ingestión elevada de FOS puede disminuir la actividad glucuronidasa beta, enzima del intestino que puede convertir a los procarcinógenos en carcinógenos. Encontramos FOS en la miel, la cerveza, cebolla, espárragos, centeno, avena, alcachofas, plátanos y la chicoria. Otros componentes de la fibra alimentaria como la pectina, la hemicelulosa y la inulina también funcionan como prebióticos y estimulan la producción de ácidos grasos de cadena corta. El contenido de FOS es muy variable y puede ir desde un 1-4% en el trigo a un 20% en la chicoria. La diferencia entre los distintos tipos de FOS está en el grado de polimerización. Todos ellos se pueden utilizar en una amplia gama de productos, tanto por sus propiedades tecnológicas como nutricionales. Tecnológicamente se utilizan como texturizantes, ligantes de agua y, sobre todo, como sustitutivos de las grasas y azúcares (juntamente con edulcorantes), lo que sirve para dar consistencia a distintos «productos bajos en calorías». Se suelen encontrar, entre otros, en productos lácteos, productos de panadería, en helados y salsas light, La ingestión de alimentos prebióticos o probióticos debe hacerse en el marco de una alimentación variada y equilibrada Desde el punto de vista nutricional, desde hace unos años, se promocionan suplementos o alimentos ricos en inulina u otros FOS por sus propiedades prebióticas. Éstos llegan al colon intactos, porque resisten la hidrólisis estomacal y la digestión en el intestino delgado. Allí, son fermentados por la microflora colónica y dan lugar a ácidos grasos de cadena corta, que al absorberse sólo aportan 1,5 kcal/g (de aquí su bajo valor calórico). Así, el consumo de FOS además de no aportarnos muchas calorías tiene un efecto prebiótico, porque modula la flora intestinal de forma beneficiosa. Este efecto tiene, a su vez, otras consecuencias fisiológicas, tanto en el colon como sistémicas (tabla 3). Una de ellas es el efecto sobre la absorción de minerales, como por ejemplo el incremento de la absorción de calcio y magnesio, lo que repercute positivamente en la salud de los huesos y dientes, entre otros. Sin embargo, estos efectos son muy controvertidos y necesitan ser demostrados en estudios clínicos bien diseñados. En general, se acepta que se debe consumir más de 2 g diarios de estos FOS para percibir sus efectos prebióticos, lo que es difícil de conseguir con una dieta convencional. Lo que sí está claro es que el uso de productos enriquecidos no debería nunca sustituir el consumo de fibra contenida «naturalmente» en frutas y verduras. Probióticos Otro método para apoyar la integridad intestinal es intentar restituir la población intestinal al ingerir directamente los microorganismos beneficiosos vivos, es decir, los probióticos, como Lactobacillus y bifidobacterias. En general, se admite que los probióticos son microorganismos vivos que sobreviven al paso por el tracto gastrointestinal y que ejercen efectos beneficiosos sobre la salud de quien los consume, especialmente, por su capacidad de contribuir a mejorar el equilibrio microbiano intestinal. Éstos compiten por los nutrientes y por los sitios de adhesión, e inhiben la proliferación de microorganismos patógenos. También estas especies pueden sintetizar ácidos orgánicos que reducen el pH intestinal y retardan el crecimiento de bacterias patógenas sensibles al pH. Los productos lácteos fermentados, como el yogur, el kefir y preparados, alimentos o suplementos probióticos, contienen Lactobacillus, bifidobacterias y otras formas bacterianas beneficiosas. Otro tipo de alimentos fermentados como la chucruta también se cultivan con cepas de Lactobacillus, Sin embargo, es muy variable el número de microorganismos viable en los productos probióticos comerciales. El interés en el consumo de leches fermentadas con microbios vivos ha crecido mucho con el propósito de mantener la salud y quizás, prevenir o tratar enfermedades. Hay varios motivos que han llevado a este consumo. Uno de ellos, es el interés por los «alimentos sanos» y otro, en la práctica clínica, al intentar tratamientos alternativos a los antibióticos. El yogur se considera uno de estos alimentos sanos en la cultura popular occidental. En los últimos años, con vistas a la aplicación de la fabricación de leches fermentadas, se han estudiado varios tipos y cepas de bacterias no patógenas que sobreviven a la digestión ácida y biliar. Los microorganismos más utilizados son Lactobacillus y bifidobacterias, que se valoran como una alternativa profiláctica y terapéutica a distintas situaciones gastrointestinales y sistémicas, como la intolerancia a la lactosa, las enfermedades diarreicas, las alergias alimentarias y la inmunomodulación, entre otras (tabla 4). A continuación pasamos a comentar los efectos beneficiosos que pueden ejercer los probióticos sobre el organismo. Digestibilidad de la lactosa En general, el yogur y las leches fermentadas con probióticos son mejor toleradas que la leche por las personas intolerantes a la lactosa. Una buena parte de la población adulta presenta esta intolerancia a la lactosa, que se debe a una disminución de la actividad de la enzima lactasa en la mucosa intestinal. La lactosa no digerida produce un efecto osmótico en la luz intestinal y, al llegar al intestino grueso, es fermentada por la biota nativa, lo que da lugar a la síntesis de ácidos grasos de cadena corta (acetato, lactato, butirato) y gas (CO 2, metano e hidrógeno). Esta secuencia da lugar a los síntomas de la intolerancia: flatulencia, dolor abdominal y diarrea. La mayoría de probióticos sintetizan beta-galactosidasa, que también puede hidrolizar a la lactosa, con lo que pueden ayudar a paliar estos síntomas. Alteraciones del tránsito intestinal Algunas leches fermentadas con bifidobacterias son capaces de reducir el tiempo de tránsito intestinal entre un 10 y un 22%, dependiendo de la dosis, lo que es beneficioso para las personas que tienen tendencia a presentar estreñimiento. Por otro lado, también modulan el tránsito a las personas que tienen tendencia a presentar diarreas. Así, se ha observado en numerosos estudios que existe una menor incidencia de episodios, y una menor duración de éstos, en personas que ingieren probióticos, tanto en diarreas infantiles, diarrea del viajero, la asociada con el consumo de antibióticos o la causada por la maldigestión de la lactosa. Un metaanálisis reciente de 9 estudios ha demostrado una disminución de entre el 61 y el 65% del riesgo de diarrea asociada a antibióticos. Mejora de la respuesta inmunitaria Se ha demostrado en animales que el tejido linfoide asociado al intestino aumenta su capacidad de respuesta a patógenos, cuando el intestino recibe probióticos durante un tiempo continuado. Los probióticos, además de frenar el desarrollo de patógenos, refuerzan la acción del intestino como barrera, con lo que evitan que los microorganismos perjudiciales puedan pasar al torrente circulatorio. También aumentan la actividad de linfocitos y macrófagos, y estimulan la respuesta inmunitaria humoral al aumentar la producción de *-interferón (con efectos antivíricos, profilácticos y activadores de las células NK), lo que mejora la permeabilidad intestinal alterada con la inflamación. Cáncer Estudios epidemiológicos recientes han encontrado una relación inversa entre el riesgo de presentar diversos tipos de cáncer y el consumo de dietas que incluyen alimentos probióticos. Éstos pueden reducir las enzimas que transforman los procarcinógenos en carcinógenos e inhibir el desarrollo de tumores malignos. Los productos lácteos fermentados, como el yogur, el kefir y preparados, alimentos o suplementos probióticos, contienen Lactobacillus, bifidobacterias y otras formas bacterianas beneficiosas Concentración de colesterol en sangre El mecanismo podría ser debido a que los ácidos grasos de cadena corta pueden alterar la síntesis de colesterol. Además, las bacterias pueden conjugar ácidos grasos biliares y facilitar su eliminación a través de las heces. La disminución enterohepática de ácidos biliares hace imprescindible que el hígado retire colesterol de la circulación para poder sintetizar más sales biliares. Sin embargo, los estudios que han demostrado estos efectos de disminución del colesterol han utilizado dosis de yogur «irreales» (> 2 litros al día). Enfermedad atópica Algunos estudios prospectivos muestran la posibilidad de usar probióticos en fases iniciales de la vida, para mejorar los síntomas de la enfermedad atópica en lactantes con riesgo de presentar alergias. Por otro lado, parece ser que los probióticos pueden modular la respuesta inflamatoria intestinal y mostrar un posible efecto clínico en algunas patologías como la colitis ulcerosa y la enteritis regional. Hay estudios que no encuentran efectos favorables de los probióticos y otros que los encuentran con un probiótico y con otro no, por lo que es necesaria una mayor investigación en este terreno. El problema es que, detrás de todos estos estudios, siempre hay intereses económicos que pueden confundir al consumidor. Esto es lo que explica la reciente guerra del yogur. Según la legislación española, yogur es la leche fermentada con dos tipos de gérmenes: Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus, Si posteriormente el producto se pasteuriza, se eliminan estos microorganismos y se obtiene el yogur pasteurizado después de la fermentación, que se puede conservar fuera de la nevera y tiene una fecha de caducidad más amplia. En España, desde el pasado junio, se reconoce el yogur pasteurizado como un tipo más de yogur, aunque éste no contenga su rasgo diferencial: los microorganismos vivos. En el resto de países hay un criterio dispar: mientras que en Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania o el Reino Unido se acepta el término «yogur pasteurizado», en Francia, Suiza o Italia no sucede así. En la actualidad no hay unanimidad sobre en qué medida los microorganismos del yogur y otras leches fermentadas son capaces de resistir las condiciones adversas del tracto gastrointestinal, llegar viables al intestino grueso y, allí, ser lo suficientemente competitivos para colonizarlo, mantenerse activos y ejercer los efectos beneficiosos que se les atribuye. Algunos expertos afirman que el consumo de 8 yogures semanales nos puede aportar ya algún beneficio en nuestra salud. En cualquier caso, sí parece haber total coincidencia en que, para que se puedan manifestar estos efectos beneficiosos, debe haber un consumo regular y prolongado. Además, dado que no se conocen efectos adversos derivados de la ingestión de estos productos, el consumidor, por lo menos, obtendrá otros valores nutritivos que sí están claramente demostrados. A pesar de todo ello, la industria sigue buscando otras cepas que sean resistentes al tracto gastrointestinal y demostrar que sí pueden ejercer un efecto probiótico. Por ejemplo, en Estados Unidos existe una amplia gama de suplementos dietéticos de este estilo, entre los que actualmente destacan los que contienen Lactobacillus GG, que ha demostrado efectos beneficiosos en dosis de 10 10 unidades formadoras de colonias (UFC) y Lactobacillus reuteri que también se comercializa en dosis de 10 10 UFC. Como resumen, cabe destacar que el ámbito de los prebióticos y los probióticos es muy prometedor, y sus distintas aplicaciones apuntan a la prevención de afecciones de alta prevalencia en las sociedades desarrolladas, como son las alergias y el cáncer. Hasta el momento, el número de estudios científicos rigurosos que encuentran efectos beneficiosos por el consumo regular de estos productos es muy elevado, y el interés en profundizar en este ámbito es creciente. Sin embargo, la inclusión de estos alimentos en la alimentación no excluye que ésta deba ser adecuada. En cualquier caso, la ingestión de alimentos prebióticos o probióticos debe hacerse en el marco de una alimentación variada y equilibrada. Sólo de este modo estos productos pueden ayudar a conseguir una correcta nutrición y una mejor calidad de vida de los individuos. Bibliografía general Hertzler S. Probiotics and prebiotics and human health. En: Wardlaw GM, Hampl JS, DiSilvestro RA (ed.). Perspectives in nutrition.6.ª ed. Nueva York: McGraw-Hill; p.98-100. Kimberly M. Nutrición en la adultez. En: Mahan LK, Escott-Stump S (ed.). Nutrición y dietoterapia de Krause. Madrid: McGraw-Hill Interamericana, 2001; p.302-5. Mateos JA. Bacterias y salud. Jornadas de Alimentos Funcionales (23-24 de mayo de 2002). Centre Innovació. Fundació Bosch i Gimpera. Universidad de Barcelona. : Alimentos prebióticos y probióticos | Offarm
¿Por qué los probióticos adelgazan?
Activan la producción de butirato, un ácido graso que alimenta el cerebro y el intestino, facilita la quema de calorías y la digestión, y contribuye a la pérdida de peso y la regulación del apetito. Este es uno de los principales factores por los que se puede adelgazar mediante la flora intestinal.
¿Cuál es el mejor fruto seco para el intestino?
¿Las frutas deshidratadas también ayudan contra el estreñimiento? – «Las frutas deshidratadas pueden ayudar a luchar contra el estreñimiento, puesto que aportan un alto contenido de fibra, un promedio de 12 gramos por cada 100 gramos de producto. También contienen sorbitol, un tipo de azúcar que ayuda a estimular la actividad del colon y favorecer la evacuación y, por tanto, evita el estreñimiento».
- Así lo explica la experta del Codinucova.
- Eso sí, advierte la dietista-nutricionista, no hay que sustituir el consumo de fruta fresca por fruta deshidratada, ya que, como su nombre indica, se elimina el porcentaje de agua de esta, por lo que 100 gramos de fruta deshidratada aporta un valor energético bastante más alto que 100 gramos de fruta fresca.
En concreto, las uvas pasas, los higos secos, orejones, dátiles y ciruelas pasas pueden ayudar en la prevención del estreñimiento.
¿Qué frutos secos son buenos para la flora intestinal?
La flora intestinal no es más que una serie de bacterias conocidas como microbiota que viven dentro de nuestro intestino. Estas bacterias son más que necesarias, ya que colaboran durante la digestión en la descomposición de los alimentos que ingerimos.
- Además, también permiten a nuestro organismo absorber los nutrientes de los alimentos o la obtención de recursos como la serotonina para el funcionamiento de nuestro cerebro.
- Estas bacterias se alimentan de los alimentos y/o sustancias que ingerimos.
- Es por ello, que la flora puede verse afectada de forma negativa con la ingesta de determinadas sustancias como antibióticos.
Es importante mantener una flora intestinal saludable, ya que su papel es clave para un sistema inmune y generar vitaminas K y B, relacionadas con la salud mental. Alimentos ricos en prebióticos y probióticos ayudan a la recuperación y el equilibrio de la flora intestinal.
Los prebióticos sirven de alimento para las bacterias buenas y favorecen la aparición de lactobacilos y bifidobacterias en el colon. Alimentos ricos en prebióticos son los plátanos, las alcachofas, el tomate, el trigo integral, las cebollas o el puerro, Por otro lado, los probióticos son organismos vivos que consiguen repoblar nuestra flora.
Los podemos encontrar en productos fermentados ya que han sido sometidos a un proceso de acción por determinados microorganismos presentes originariamente en el alimento. Los alimentos ricos en probióticos más comunes son los siguientes: Frutos secos Los frutos secos como las nueces, las almendras, los pistachos o las pipas de calabaza son ricos en polifenoles, especialmente en eligataninos.
Estos productos tienen beneficios antioxidantes y antiinflamatorios en la pared intestinal. Además, es importante consumirlos en crudo para no disminuir los polifenoles. Cacao puro El cacao puro es otro de los alimentos con alto contenido en polifenoles. No solo ayuda al crecimiento de lactobacilos y triptófano, que contribuyen al bienestar del intestino y el estado mental, sino que el cacao puro es uno de los mejores cardioprotectores.
Hongos Algunos hongos como el Shiitake son fuente de vitamina D, zinc, selenio y betaglucanos. Su consumo frecuente ayuda a la activación del intestino favoreciendo la estimulación del sistema inmunológico, el crecimiento de la flora beneficiosa y el control de cepas perjudiciales.
- Algas Algunas algas como el alga espirulina, la clorella o el alga kombu, están consideradas como unos superalimentos excepcionales con grandes beneficios para la microbiota.
- Efir Esta bebida de leche fermentada, similar al yogur, obtenida de la combinación de bacterias y levaduras cuenta con propiedades probióticas superiores al yogur convencional.
Aporta gran cantidad de microorganismos. Se trata de una bebida apta para todo el mundo, ya que puede elaborarse con cualquier tipo de leche como cabra, oveja, vaca, soja, arroz o coco, e incluso puede elaborarse a base de agua. Chucrut o Kimchi El chucrut y el kimchi son preparaciones culinarias a base de verduras, que han sufrido el proceso bacteriano de fermentación.
¿Cómo se hace un probiótico en casa?
Tan solo tienes que limpiar los vegetales, enteros o en trozos, colocarlos en un bote de cristal, y añadir una solución de salmuera al 4.5% (es decir, 45 gramos de sal por cada litro de agua). Es muy importante que la salmuera cubra bien los vegetales.
¿Qué comer para restaurar la flora?
¿Cómo afectan los antibióticos a la microbiota intestinal? – Mención aparte requieren los antibióticos, tan necesarios para el abordaje de infecciones, pero que puede traer consigo la aparición de disbiosis, Su efecto negativo se refleja «no solo en una drástica reducción de las bacterias intestinales, sino también en el período de tiempo que la flora intestinal tarda en recuperarse, pues no todas las bacterias intestinales se regeneran automáticamente tras el tratamiento con antibióticos», explica Zugasti.
Para mejorar este desequilibrio de la flora intestinal se puede recurrir a una dosis más elevada de prebióticos y probióticos, haciendo hincapié en el consumo de verduras -como los espárragos, las alcachofas, la cebolla o el puerro-, legumbres y frutas, Además, Marques recuerda que se puede optar por consumir kéfir o yogures naturales al menos una vez al día.
Además se puede recurrir a la s uplementación de probióticos durante el tratamiento antibiótico, siempre cumpliendo con una buena alimentación prebiótica. Algunos estudios sugieren un efecto beneficioso de los probióticos «sobre la flora intestinal para la prevención de diarrea asociada a los antibióticos o incluso la producida por la infección Clostridium difficile,
- Cabe tener en cuenta que no todas las especies y cepas de probióticos producen los mismos efectos.
- Parece ser que los microorganismos con más evidencia para la prevención de la diarrea postantibiótica son los Lactobacillus rhamnosus y los Saccharomyces boulardii «, explica Zugasti.
- Y es que la investigación aún tiene mucho que aportar sobre el efecto beneficioso o no de los probióticos.
Y para ello en 2018 -afirma Zugasti- se publicó la guía mundial del uso de probióticos y prebióticos en la que se refleja en qué cepas y sobre qué enfermedades pueden mostrar un efecto beneficioso estos complementos y cuándo deben ser recomendados.
¿Qué lácteos contienen probióticos?
Alimentos prebióticos y probióticos | Offarm La polémica científica sobre sus beneficios En la actualidad los alimentos funcionales están muy presentes en nuestra alimentación. Algunos de ellos, como el yogur, se vienen utilizando desde hace muchos años y aún sigue siendo un elemento muy habitual de nuestra dieta, ya que posee muchas propiedades nutricionales. Recientemente, sin embargo, los intereses comerciales han propiciado que se haya intentado confundir al consumidor. Actualmente, se está poniendo en duda si algunos alimentos realmente tienen los efectos probióticos que todo el mundo daba por supuestos. El intestino actúa como punto de entrada de nutrientes hacia la circulación y como barrera contra toxinas de distintos orígenes, tanto exógenas como endógenas (residuos bacterianos, antígenos de alimentos, productos de degradación del metabolismo). Cuando se altera la integridad intestinal, se modifica la permeabilidad del intestino y se puede perder esta capacidad de barrera contra antígenos o microorganismos patógenos. Los factores que más influyen en la integridad intestinal son: los microorganismos intestinales y la mucosa intestinal, factores ambos muy condicionados por nuestra alimentación. Ecología intestinal La microflora intestinal está formada por 100 billones de bacterias de aproximadamente 400 especies distintas. El intestino grueso, en concreto, es el que alberga el 95% de las bacterias de nuestro cuerpo. La microbiota intestinal se empieza a constituir tras el nacimiento. Las primeras bacterias que colonizan el tubo digestivo son aeróbicas, principalmente E. coli y otras del género Lactobacillus, Posteriormente, y de modo progresivo, se van estableciendo especies anaerobias, en especial los géneros Bacteroides, Clostridium, Eubacterium y Bifidobacterium, A partir de los 2 años de vida la microflora que se ha establecido es casi definitiva y permanece muy estable durante la vida del individuo. Evidentemente, puede haber alteraciones transitorias derivadas del uso de antibióticos o de cambios en la alimentación, pero éstas suelen ser reversibles. En un intestino con un funcionamiento óptimo conviven en equilibrio poblaciones de bacterias beneficiosas (bifidobacterias, Lactobacillus, E. coli no patogénica) con otras patógenas ( E, coli hemolítica, Clostridium perfringens, Campilobacter, Listeria ), tal y como se observa en la tabla 1. Actualmente, se sabe que un desequilibrio en esta microflora puede originar o favorecer el desarrollo de algunas enfermedades, como por ejemplo el cáncer (tabla 2). Se ha observado que los agentes potencialmente carcinógenos de algunos alimentos (pigmentos, aflatoxinas, pesticidas, nitritos) y otros agentes carcinógenos pueden ser bioactivados por sistemas enzimáticos de las bacterias intestinales. Esta bioactivación se ve favorecida cuando hay un desequilibrio en la microflora intestinal. Por ello, es muy importante apoyar nutricionalmente a nuestras bacterias intestinales favorables, lo que se puede conseguir al ingerir dos tipos de alimentos: los prebióticos y los probióticos. Los prebióticos son productos alimenticios no digeribles que estimulan el crecimiento de especies bacterianas simbióticas ya presentes en el colon. Por otro lado, los probióticos son aquellos alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos, que se pueden utilizar para modificar o mejorar el equilibrio bacteriano intestinal y favorecer la salud del huésped. Apoyo nutricional de la mucosa intestinal La mucosa intestinal está formada por enterocitos y colonocitos, y una de sus principales funciones es la de hacer de barrera y evitar que los microorganismos patógenos o los antígenos pasen a la circulación. Cuando se destruye la mucosa, se altera la permeabilidad de la pared intestinal, por lo que bacterias, toxinas o restos de alimentos no digeridos pueden atravesarla. Se ha sugerido en numerosas ocasiones que una dieta desequilibrada y la alteración de las bacterias intestinales pueden dar lugar a una alteración de la permeabilidad. Por ejemplo, una dieta pobre en fibra alimentaria puede dar lugar a un menor peristaltismo y a un retardo en el tránsito intestinal del alimento, lo que, a su vez, también provoca una alteración del equilibrio bacteriano. Además, la fibra alimentaria, en particular la soluble, cuando es metabolizada por la microflora intestinal da lugar a ácidos grasos de cadena corta (principalmente butirato, acetato y propionato), que son los combustibles preferidos de las células intestinales. Concretamente, el ácido butírico o butirato es el combustible preferido de los colonocitos y sólo se produce por la fermentación de la fibra alimentaria que realizan las bacterias beneficiosas, principalmente las bifidobacterias. El propionato y el acetato, por su parte, son utilizados mayoritariamente por el hígado. En cuanto a los enterocitos (células del intestino delgado) prefieren los productos secundarios de este metabolismo como la glutamina, el glutamato o el acetoacetato. El uso de antibióticos de amplio espectro ejerce un impacto negativo sobre la integridad intestinal, ya que elimina, tanto a las bacterias patógenas como a las beneficiosas. Por ello, una medida recomendable cuando se sigue un tratamiento antimicrobiano es incrementar la ingestión de alimentos probióticos como el yogur, para restablecer, lo antes posible, la microflora saludable que ha sido devastada. GALT Un papel muy importante del intestino es el de la detoxificación, por parte de las células del sistema inmunitario. Como hemos comentado anteriormente, el tubo digestivo desempeña un papel muy importante al evitar que las toxinas endógenas y exógenas entren en la circulación general, gracias a la función barrera de la flora intestinal. Pero además, si las toxinas logran sortear esta barrera, el tejido linfoide intestinal evita la migración de éstas hacia el torrente sanguíneo. El intestino es el órgano linfoide más grande del organismo y contiene el mayor número de linfocitos que generan, aproximadamente, el 70% de los anticuerpos del organismo. Las inmunoglobulinas del tejido linfoide intestinal (GALT) se adhieren a las bacterias, virus y otras partículas extrañas para evitar que pasen a la circulación. De éstas destaca la inmunoglobulina A secretoria (IgA), que opera por separado del sistema inmunitario general y se encarga, básicamente, de inactivar enzimas bacterianas y toxinas. El tubo digestivo desempeña un papel muy importante al evitar que las toxinas endógenas y exógenas entren en la circulación general, gracias a la función barrera de la flora intestinal Las bifidobacterias y otras cepas de bacterias benéficas son estimuladoras de la síntesis de IgA. Por ello, se ha relacionado el consumo de ciertos alimentos prebióticos, que contienen estas cepas de bacterias, con una estimulación de las defensas. Prebióticos Son aquellos alimentos que contienen sustratos que nutren la microflora intestinal beneficiosa para el huésped. Son ejemplos de estos alimentos la fibra alimentaria, en concreto los fructooligosacáridos (FOS), que están actualmente muy de moda. Éstos están formados por azúcares simples de cadena corta (de 3 a 10 unidades de azúcar), de las que por lo menos 2 son fructosa. Se dividen en tres categorías, según el número de unidades de fructosa que contienen. Los enlaces de estos azúcares no pueden ser hidrolizados por las enzimas del intestino delgado, de manera que no pueden ser absorbidas por éste y pasan al intestino grueso, en el que pueden estimular selectivamente el crecimiento de bacterias beneficiosas, como las bifidobacterias y Lactobacillus, lo que da lugar a una reducción de bacterias patógenas como Salmonella y Clostridium, Algunos estudios han demostrado que una ingestión elevada de FOS puede disminuir la actividad glucuronidasa beta, enzima del intestino que puede convertir a los procarcinógenos en carcinógenos. Encontramos FOS en la miel, la cerveza, cebolla, espárragos, centeno, avena, alcachofas, plátanos y la chicoria. Otros componentes de la fibra alimentaria como la pectina, la hemicelulosa y la inulina también funcionan como prebióticos y estimulan la producción de ácidos grasos de cadena corta. El contenido de FOS es muy variable y puede ir desde un 1-4% en el trigo a un 20% en la chicoria. La diferencia entre los distintos tipos de FOS está en el grado de polimerización. Todos ellos se pueden utilizar en una amplia gama de productos, tanto por sus propiedades tecnológicas como nutricionales. Tecnológicamente se utilizan como texturizantes, ligantes de agua y, sobre todo, como sustitutivos de las grasas y azúcares (juntamente con edulcorantes), lo que sirve para dar consistencia a distintos «productos bajos en calorías». Se suelen encontrar, entre otros, en productos lácteos, productos de panadería, en helados y salsas light, La ingestión de alimentos prebióticos o probióticos debe hacerse en el marco de una alimentación variada y equilibrada Desde el punto de vista nutricional, desde hace unos años, se promocionan suplementos o alimentos ricos en inulina u otros FOS por sus propiedades prebióticas. Éstos llegan al colon intactos, porque resisten la hidrólisis estomacal y la digestión en el intestino delgado. Allí, son fermentados por la microflora colónica y dan lugar a ácidos grasos de cadena corta, que al absorberse sólo aportan 1,5 kcal/g (de aquí su bajo valor calórico). Así, el consumo de FOS además de no aportarnos muchas calorías tiene un efecto prebiótico, porque modula la flora intestinal de forma beneficiosa. Este efecto tiene, a su vez, otras consecuencias fisiológicas, tanto en el colon como sistémicas (tabla 3). Una de ellas es el efecto sobre la absorción de minerales, como por ejemplo el incremento de la absorción de calcio y magnesio, lo que repercute positivamente en la salud de los huesos y dientes, entre otros. Sin embargo, estos efectos son muy controvertidos y necesitan ser demostrados en estudios clínicos bien diseñados. En general, se acepta que se debe consumir más de 2 g diarios de estos FOS para percibir sus efectos prebióticos, lo que es difícil de conseguir con una dieta convencional. Lo que sí está claro es que el uso de productos enriquecidos no debería nunca sustituir el consumo de fibra contenida «naturalmente» en frutas y verduras. Probióticos Otro método para apoyar la integridad intestinal es intentar restituir la población intestinal al ingerir directamente los microorganismos beneficiosos vivos, es decir, los probióticos, como Lactobacillus y bifidobacterias. En general, se admite que los probióticos son microorganismos vivos que sobreviven al paso por el tracto gastrointestinal y que ejercen efectos beneficiosos sobre la salud de quien los consume, especialmente, por su capacidad de contribuir a mejorar el equilibrio microbiano intestinal. Éstos compiten por los nutrientes y por los sitios de adhesión, e inhiben la proliferación de microorganismos patógenos. También estas especies pueden sintetizar ácidos orgánicos que reducen el pH intestinal y retardan el crecimiento de bacterias patógenas sensibles al pH. Los productos lácteos fermentados, como el yogur, el kefir y preparados, alimentos o suplementos probióticos, contienen Lactobacillus, bifidobacterias y otras formas bacterianas beneficiosas. Otro tipo de alimentos fermentados como la chucruta también se cultivan con cepas de Lactobacillus, Sin embargo, es muy variable el número de microorganismos viable en los productos probióticos comerciales. El interés en el consumo de leches fermentadas con microbios vivos ha crecido mucho con el propósito de mantener la salud y quizás, prevenir o tratar enfermedades. Hay varios motivos que han llevado a este consumo. Uno de ellos, es el interés por los «alimentos sanos» y otro, en la práctica clínica, al intentar tratamientos alternativos a los antibióticos. El yogur se considera uno de estos alimentos sanos en la cultura popular occidental. En los últimos años, con vistas a la aplicación de la fabricación de leches fermentadas, se han estudiado varios tipos y cepas de bacterias no patógenas que sobreviven a la digestión ácida y biliar. Los microorganismos más utilizados son Lactobacillus y bifidobacterias, que se valoran como una alternativa profiláctica y terapéutica a distintas situaciones gastrointestinales y sistémicas, como la intolerancia a la lactosa, las enfermedades diarreicas, las alergias alimentarias y la inmunomodulación, entre otras (tabla 4). A continuación pasamos a comentar los efectos beneficiosos que pueden ejercer los probióticos sobre el organismo. Digestibilidad de la lactosa En general, el yogur y las leches fermentadas con probióticos son mejor toleradas que la leche por las personas intolerantes a la lactosa. Una buena parte de la población adulta presenta esta intolerancia a la lactosa, que se debe a una disminución de la actividad de la enzima lactasa en la mucosa intestinal. La lactosa no digerida produce un efecto osmótico en la luz intestinal y, al llegar al intestino grueso, es fermentada por la biota nativa, lo que da lugar a la síntesis de ácidos grasos de cadena corta (acetato, lactato, butirato) y gas (CO 2, metano e hidrógeno). Esta secuencia da lugar a los síntomas de la intolerancia: flatulencia, dolor abdominal y diarrea. La mayoría de probióticos sintetizan beta-galactosidasa, que también puede hidrolizar a la lactosa, con lo que pueden ayudar a paliar estos síntomas. Alteraciones del tránsito intestinal Algunas leches fermentadas con bifidobacterias son capaces de reducir el tiempo de tránsito intestinal entre un 10 y un 22%, dependiendo de la dosis, lo que es beneficioso para las personas que tienen tendencia a presentar estreñimiento. Por otro lado, también modulan el tránsito a las personas que tienen tendencia a presentar diarreas. Así, se ha observado en numerosos estudios que existe una menor incidencia de episodios, y una menor duración de éstos, en personas que ingieren probióticos, tanto en diarreas infantiles, diarrea del viajero, la asociada con el consumo de antibióticos o la causada por la maldigestión de la lactosa. Un metaanálisis reciente de 9 estudios ha demostrado una disminución de entre el 61 y el 65% del riesgo de diarrea asociada a antibióticos. Mejora de la respuesta inmunitaria Se ha demostrado en animales que el tejido linfoide asociado al intestino aumenta su capacidad de respuesta a patógenos, cuando el intestino recibe probióticos durante un tiempo continuado. Los probióticos, además de frenar el desarrollo de patógenos, refuerzan la acción del intestino como barrera, con lo que evitan que los microorganismos perjudiciales puedan pasar al torrente circulatorio. También aumentan la actividad de linfocitos y macrófagos, y estimulan la respuesta inmunitaria humoral al aumentar la producción de *-interferón (con efectos antivíricos, profilácticos y activadores de las células NK), lo que mejora la permeabilidad intestinal alterada con la inflamación. Cáncer Estudios epidemiológicos recientes han encontrado una relación inversa entre el riesgo de presentar diversos tipos de cáncer y el consumo de dietas que incluyen alimentos probióticos. Éstos pueden reducir las enzimas que transforman los procarcinógenos en carcinógenos e inhibir el desarrollo de tumores malignos. Los productos lácteos fermentados, como el yogur, el kefir y preparados, alimentos o suplementos probióticos, contienen Lactobacillus, bifidobacterias y otras formas bacterianas beneficiosas Concentración de colesterol en sangre El mecanismo podría ser debido a que los ácidos grasos de cadena corta pueden alterar la síntesis de colesterol. Además, las bacterias pueden conjugar ácidos grasos biliares y facilitar su eliminación a través de las heces. La disminución enterohepática de ácidos biliares hace imprescindible que el hígado retire colesterol de la circulación para poder sintetizar más sales biliares. Sin embargo, los estudios que han demostrado estos efectos de disminución del colesterol han utilizado dosis de yogur «irreales» (> 2 litros al día). Enfermedad atópica Algunos estudios prospectivos muestran la posibilidad de usar probióticos en fases iniciales de la vida, para mejorar los síntomas de la enfermedad atópica en lactantes con riesgo de presentar alergias. Por otro lado, parece ser que los probióticos pueden modular la respuesta inflamatoria intestinal y mostrar un posible efecto clínico en algunas patologías como la colitis ulcerosa y la enteritis regional. Hay estudios que no encuentran efectos favorables de los probióticos y otros que los encuentran con un probiótico y con otro no, por lo que es necesaria una mayor investigación en este terreno. El problema es que, detrás de todos estos estudios, siempre hay intereses económicos que pueden confundir al consumidor. Esto es lo que explica la reciente guerra del yogur. Según la legislación española, yogur es la leche fermentada con dos tipos de gérmenes: Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus, Si posteriormente el producto se pasteuriza, se eliminan estos microorganismos y se obtiene el yogur pasteurizado después de la fermentación, que se puede conservar fuera de la nevera y tiene una fecha de caducidad más amplia. En España, desde el pasado junio, se reconoce el yogur pasteurizado como un tipo más de yogur, aunque éste no contenga su rasgo diferencial: los microorganismos vivos. En el resto de países hay un criterio dispar: mientras que en Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania o el Reino Unido se acepta el término «yogur pasteurizado», en Francia, Suiza o Italia no sucede así. En la actualidad no hay unanimidad sobre en qué medida los microorganismos del yogur y otras leches fermentadas son capaces de resistir las condiciones adversas del tracto gastrointestinal, llegar viables al intestino grueso y, allí, ser lo suficientemente competitivos para colonizarlo, mantenerse activos y ejercer los efectos beneficiosos que se les atribuye. Algunos expertos afirman que el consumo de 8 yogures semanales nos puede aportar ya algún beneficio en nuestra salud. En cualquier caso, sí parece haber total coincidencia en que, para que se puedan manifestar estos efectos beneficiosos, debe haber un consumo regular y prolongado. Además, dado que no se conocen efectos adversos derivados de la ingestión de estos productos, el consumidor, por lo menos, obtendrá otros valores nutritivos que sí están claramente demostrados. A pesar de todo ello, la industria sigue buscando otras cepas que sean resistentes al tracto gastrointestinal y demostrar que sí pueden ejercer un efecto probiótico. Por ejemplo, en Estados Unidos existe una amplia gama de suplementos dietéticos de este estilo, entre los que actualmente destacan los que contienen Lactobacillus GG, que ha demostrado efectos beneficiosos en dosis de 10 10 unidades formadoras de colonias (UFC) y Lactobacillus reuteri que también se comercializa en dosis de 10 10 UFC. Como resumen, cabe destacar que el ámbito de los prebióticos y los probióticos es muy prometedor, y sus distintas aplicaciones apuntan a la prevención de afecciones de alta prevalencia en las sociedades desarrolladas, como son las alergias y el cáncer. Hasta el momento, el número de estudios científicos rigurosos que encuentran efectos beneficiosos por el consumo regular de estos productos es muy elevado, y el interés en profundizar en este ámbito es creciente. Sin embargo, la inclusión de estos alimentos en la alimentación no excluye que ésta deba ser adecuada. En cualquier caso, la ingestión de alimentos prebióticos o probióticos debe hacerse en el marco de una alimentación variada y equilibrada. Sólo de este modo estos productos pueden ayudar a conseguir una correcta nutrición y una mejor calidad de vida de los individuos. Bibliografía general Hertzler S. Probiotics and prebiotics and human health. En: Wardlaw GM, Hampl JS, DiSilvestro RA (ed.). Perspectives in nutrition.6.ª ed. Nueva York: McGraw-Hill; p.98-100. Kimberly M. Nutrición en la adultez. En: Mahan LK, Escott-Stump S (ed.). Nutrición y dietoterapia de Krause. Madrid: McGraw-Hill Interamericana, 2001; p.302-5. Mateos JA. Bacterias y salud. Jornadas de Alimentos Funcionales (23-24 de mayo de 2002). Centre Innovació. Fundació Bosch i Gimpera. Universidad de Barcelona. : Alimentos prebióticos y probióticos | Offarm